La ley de Dios o la gracia, una decisión para la eternidad

Si nos atenemos a las obras de la ley trazadas en el Antiguo Testamento, usted y yo estaríamos condenados por siempre. Lo peor que podría ocurrirnos sería cruzar el umbral que separa la vida de la muerte. La gracia de Dios, marcó la diferencia.

Si nos atenemos a las obras de la ley trazadas en el Antiguo Testamento, usted y yo estaríamos condenados por siempre. Lo peor que podría ocurrirnos sería cruzar el umbral que separa la vida de la muerte. La gracia de Dios, marcó la diferencia.


Una de las series más populares en los Estados Unidos es La ley y el orden –unidad de víctimas especiales–. Actualmente es la producción más antigua en la televisión, con 24 temporadas. Los capítulos son fruto de la creatividad del productor Richard Anthony Wolf, más conocido como Dick Wolf,. Seguir leyendo «La ley de Dios o la gracia, una decisión para la eternidad»

Un cristianismo sin la cruz, pierde su esencia

La cruz es un símbolo de victoria para los cristianos. No podemos avergonzarnos de ella. En el madero, nuestro amado Dios y Salvador trajo perdón a nuestros pecados, nos libró de la idea del padre, nos ofrece una nueva oportunidad y nos asegura la vida eterna junto a Él. Estudio Bíblico.

A menos que Cristo hubiese muerte en la cruz por nuestros pecados, estábamos irremisiblemente condenados por la eternidad. Puede que usted considere que es una buena persona y que no procura el mal de nadie, pero, aunque se niegue a aceptarlo, es pecador. Y todo pecador se hace merecedor del infierno.


En medio de las discusiones y diferencias que surgen al interior de muchas denominaciones, está su apreciación alrededor de la cruz. “Es un símbolo de maldición”, dijo alguien, visiblemente escandalizado. Otro replicó: “No veo razón. Fue allí donde Cristo nos libertó del pecado”. Seguir leyendo «Un cristianismo sin la cruz, pierde su esencia»

Una aproximación bíblica a la Teología Reformada


Pocas veces como en el día de hoy, desde el Blog Cristianos Reformados, nos atrevemos a recomendar un Curso. Es el de R.C. Sproul, sobre la Teología Reformada. Es esencial para todo creyente que desee tener una comprensión sobre la Doctrina de Dios.

Hay dos elementos que se conjugan en este Editorial alrededor de la Teología Reformada. El primero y sin duda, el más importante, es el autor: R.C. Sproul , (13 de febrero de 1939, en Pittsburgh – 14 de diciembre de 2017, Pensilvania), y en segundo lugar, su libro alrededor de qué es la teología reformada. Seguir leyendo «Una aproximación bíblica a la Teología Reformada»

¿Cuál es la idea que usted tiene de Dios?

Perdemos el tiempo pretendiendo imaginar como es Dios. Se le puede conocer cuando desarrollamos intimidad con Él, en oración y mediante el estudio de las Escrituras. Nuestro Padre celestial se revela a todos aquellos que le buscan.


Un equipo de psicólogos de la Universidad de North Carolina en Estados Unidos logró reconstruir en el 2018, mediante una nueva tecnología, lo que los estadounidenses creen que es el rostro de Dios.

Para esto, los investigadores le mostraron a un grupo de 511 cristianos cientos de rostros al azar. A los participantes se les preguntó qué rostro se acercaba más a lo que ellos imaginaban que era la cara de Dios.

Las imágenes seleccionadas fueron entonces fusionadas para crear un rostro final, lo que representaría un promedio de cómo los estadounidenses se imaginan a Dios.

Contrario a las imágenes más comunes de Dios como un ser mayor y sabio, muchos cristianos estadounidenses veían a Dios como alguien más femenino y joven. 

De acuerdo a la investigación, las personas imaginan a un Dios similar a ellos mismos, por ejemplo, las personas mayores veían a un Dios más envejecido, los jóvenes imaginaban a un Dios joven, los afroamericanos veían a Dios con facciones afroamericanas. De la misma forma, las personas más atractivas también veían a Dios como alguien más atractivo.

NUESTRA PROPIA IMAGEN DE DIOS

Resulta curiosa esta nota que se derivó de un estudio de varios científicos y de la imagen que, conforme a la opinión de numerosas personas, consideraban tenía el rostro del Creador.

De hecho, cada persona tiene su propia apreciación de cómo es el Señor, en gran medida bajo la influencia que tuvieron de su padre terrenal. Unos lo conciben bonachón, y otros un tirano, ocupado únicamente en ver nuestros errores para de, inmediato, imponer castigos.

A estos equívocos ha contribuido la religiosidad, que vende la imagen de un Dios lleno de ira y con ánimo de destruir a quien se opone a sus preceptos.

LA BIBLIA REVELA A DIOS

A diferencia de nuestras concepciones imaginarias, Dios se nos revela en las Escrituras, que enseñan que es:

1.- Fuerte, poderoso y el Creador (Génesis 1: 1; Éxodo 20: 2; Daniel 9: 4)

2.- Gobernante todopoderoso (Isaías 6: 1; Salmo 35: 23)

3.- Fuente de bendiciones y bienestar (Éxodo 6: 3; Salmo 91: 1)

4.- Fiel al pacto y la gracia (Éxodo 15: 2, 3; Oseas 12: 5, 6)

5.- Es nuestro Padre (Deuteronomio 32: 6; Isaías 63: 16; Jeremías 31: 9; Malaquías 2: 10)

6.- Un Padre al que podemos dirigirnos (Mateo 6: 9; Marcos 14: 36; Romanos 8: 15; Gálatas 4: 6)

7.- Creador (Génesis 1: 1; Salmo 24: 1, 2)

8.- Sustentador del mundo (Hebreos 1: 3)

9.- Redentor y Salvador (Deuteronomio 5: 6; 2 Corintios 5: 19)

No es un Dios impersonal, por el contrario, es muy cercano a nosotros. Por la obra redentora de Jesús en la cruz, perdona nuestros pecados y nos asegura la vida eterna. Es la manifestación de la gracia divina.

DIOS ES CERCANO A NOSOTROS

Dios nos ama, es cercano a nuestras necesidades, escucha nuestras oraciones y está dispuesto a perdonarnos. Con fundamento en las Escrituras, miremos otros atributos maravillosos del Creador:

1.- Nos perdona los pecados (Éxodo34: 7)

2.- Es eterno (Salmo 90:2; 1 Timoteo 1: 17; Apocalipsis 1: 8)

3.- Sabe todas las cosas (Job 37: 16; Salmo 139:1-18)

4.- Conoce el principio y fin de todas las cosas (Isaías 46: 9-11)

5.- Para Él no hay nada imposible (Daniel 4: 17, 25, 35; Mateo 19: 26; Apocalipsis 19: 6)

6.- Es amor y nos ama (Romanos 5: 8)

7.- Nos extiende su gracia (Romanos 3: 24)

8.- Nos extiende Su misericordia (Salmo 145: 9)

9.- Es paciente (2 Pedro 3: 15)

10.- Es justo (Esdras 9: 15, Juan 17: 25)

11.- Está presente en todo lugar (Salmo 139:7-12; Hebreos 4. 13)

12.- Hace predicciones (Isaías 46: 10)

13.- Hace planes (Isaías 46: 11)

14.- Nos da promesas (Deuteronomio 15: 6; 2 Pedro 3: 9)

15.- Cumple soberanamente Su voluntad (Daniel 4: 35)

Una valoración somera de quién es el Padre celestial, nos muestra que es cercano a todos nosotros. Su amor es ilimitado, de tal manera que siempre nos extiende su misericordia en respuesta a un arrepentimiento sincero.

ACERCARNOS A DIOS

Antes que procurar saber cómo es la imagen ideal de Dios, debemos conocerlo a través de la Palabra y de la oración, atendiendo la invitación que nos hace:

“Clama a Mí, y Yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces” (Jeremías 33: 3 | NBLA)

Y, también, cabe recordar al apóstol Santiago cuando escribe:

«Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo[a], purifiquen sus corazones. » (Santiago 4: 8 | NBLA)

Cualquiera sea la situación que enfrente hoy, vuelva su mirada a Dios. Es nuestro Padre, nos ama y nos ofrece siempre una nueva oportunidad. Es Su gracia ilimitada que espera por nosotros.

SALVOS POR GRACIA

Algo maravilloso que poco se predica desde los púlpitos, es la gracia de Dios. Por la muerte de Jesús en la cruz, Él nos perdonó los pecados y nos adoptó como hijos.

El teólogo norteamericano, Ronald Maccune, lo definió en los siguientes términos:

“La adopción de Dios es un regalo inigualable que transforma nuestras vidas. Nos libera de la carga del legalismo, empodera nuestro viaje a través del Espíritu Santo y nos asegura una herencia compartida con Cristo mismo. La adopción no es un mero concepto, es una realidad profunda que nos da el privilegio de ser llamados “hijos de Dios”.

La gracia divina está a nuestra disposición. Pero Dios no nos obliga. Es necesario que nos apropiemos de esa gracia, por fe. Los resultados son maravillosos, cuando nos acogemos a Su amor salvador, como anota Maccune:

“Primero, reconozcamos que somos amados y aceptados por Dios, no por nuestras obras, sino por su gracia. Dejemos de esforzarnos en vano para ganar su favor y, en su lugar, confiemos en su amor incondicional, la libertad que ahora es nuestra, el poder del Espíritu de Dios con que el podemos vivir la vida y la herencia garantizada que ya se nos ha concedido por ser miembros de su familia. Vivamos bajo la guía del Espíritu Santo. Permitamos que nos recuerde constantemente nuestra identidad como hijos de Dios y que nos capacite para vivir vidas que honren al Padre celestial.”

Es fundamental que abracemos nuestra posición como hijos de Dios. Que esta realidad transforme cada aspecto de nuestra vida y compartamos la buena nueva de la adopción de Dios a quienes permanecen en esclavitud.

Compartamos esta verdad con un mundo sumido en tinieblas, un mundo de huérfanos desamparados que necesitan desesperadamente al Padre.

Este es el momento oportuno para abrirle las puertas de nuestro corazón a Jesucristo y apropiarnos de la gracia salvadora.


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¿Tiene sentido nuestra vida?

Puede que esté enfrentando hoy profundas crisis. Considera que se encuentra al borde de un abismo o quizá, al final de una encrucijada. No sabe qué hacer. Inclusive, ha pensado en el suicidio. ¿Qué hacer? Compartimos con usted una enseñanza transformadora, en la que Dios es quien trae sentido y propósito a su existencia.

Puede que esté enfrentando hoy profundas crisis. Considera que se encuentra al borde de un abismo o quizá, al final de una encrucijada. No sabe qué hacer. Estudio Bíblico.


Uno de los más recientes informes de la Organización de las Naciones Unidas encendió las señales de alarma al advertir sobre el incremento en las tasas de suicidios. A través de la Organización Panamericana de Salud reconoce que el volumen de quienes se quitan anualmente la vida en América Latina, raya los 100 mil casos.

Alrededor del 70% son hombres y un 30% mujeres. Uno de los detonantes fue la pandemia de Covid 19.

En la revista médica The Lancet un nuevo estudio destaca la importancia de tener en cuenta los determinantes sociales del suicidio, de acuerdo con el sexo de las personas, para desarrollar planes de reducción del riesgo y estrategias preventivas adecuadas. El asunto es prioritario.

Hay múltiples desencadenantes: el consumo de alcohol y otras sustancias, la desigualdad educativa, estados depresivos, una auto estima afectada e, incluso, un alto número de personas que consideren que su vida no tiene sentido.

LIBRES DE LA ESCLAVITUD

Omar Bin Omran, desapareció sin dejar rastro en 1997, cuando tenía 17 años. Para aquella época, Argelia atravesaba una guerra civil, hecho histórico que trajo consigo un espiral de violencia entre el gobierno y diferentes grupos islamistas.

Como consecuencia del panorama nacional, la familia de Omar creyó que había sido una más de las víctimas del conflicto. La historia tendría su desenlace 27 años después, cuando el joven fuera encontrado en el sótano de su vecino a la edad de 45 años. Su rescate se produjo el 17 de mayo de 2024.

Lo hallaron bajo un pajar, a tan solo 200 metros del lugar en el que originalmente desapareció. El sospechoso es un hombre de 61 años que intentó huir, sin embargo, fue inmovilizado, arrestado y actualmente se encuentra bajo investigación.

Omar dijo a las autoridades que, a pesar de que en diversas ocasiones había visto a su familia desde el lugar en el que se encontraba en cautiverio, no se atrevió a pedir ayuda ya que su secuestrador lo había convencido de que “se encontraba bajo un hechizo mágico”. Su falleció en el año 2013, sin saber que su hijo en realidad se encontraba vivo.

LIBRES DEL ENGAÑO

Por muchos años Satanás nos ha mantenido atados al engaño, como ocurría con el secuestrador de Omar Bin Omran. Nos ha venido la idea de que nuestra vida no tiene sentido y nos hemos creído sus mentiras.

Nuestro Salvador Jesucristo compartió una maravillosa enseñanza de la que debemos apropiarnos hoy:

“Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: «Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres». Ellos le contestaron: «Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: “Serán libres”?». Jesús les respondió: «En verdad les digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre. Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres. Sé que ustedes son descendientes de Abraham; y sin embargo, me quieren matar porque Mi palabra no tiene aceptación en ustedes. Yo hablo lo que he visto con Mi Padre; ustedes, entonces, hacen también lo que oyeron de su padre». (Juan 8:31-38 | NBLA)

Los judíos proclamaban ser poseedores de la verdad, como nos ocurre como consecuencia del orgullo y el deseo de hacer las cosas a nuestra manera. Pese a ello, nos mantenemos atados al pecado, bajo el engaño del adversario espiritual. Quien nos hace libres, rompiendo las cadenas, es Jesús. No es porque lo merezcamos, sino porque nos ama. Es decir, por gracia. Una demostración del amor divino por los pecadores, a quienes desea libertar.

En ese orden de ideas, una de las ideas satánicas que debemos desechar, es la que nos lleva a pensar que nuestra existencia no tiene ni sentido ni propósito.

Al escribir a los creyentes del primer siglo, el apóstol Pedro explica:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes… Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo.” (1 Pedro 1:3, 4, 18, 19 | NBLA)

La gracia es un favor inmerecido de Dios. Nos permite ser salvos y tener vida eterna en Jesucristo. Todos tenemos fallas y deficiencias, y nadie puede decir realmente que ha vivido una vida tal que le haga merecer el favor inmerecido de Dios. Su gracia no se basa en nada que podamos hacer:

«Y, si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia.» (Romanos 11: 6).

Su vida sí tiene sentido y, quien le da ese sentido y propósito, es Dios mismo. Desarrollar intimidad con Él, en el caminar diario.

VIVIMOS Y SOMOS DE DIOS Y PARA DIOS

Usted no es un accidente del universo. Tampoco, fruto de la improvisación. Vive porque así lo dispuso Dios, luego hay un sentido y propósito para su ser. El apóstol Pablo lo explica en los siguientes términos:

“Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.” (Romanos 14: 7-9 | NBLA)

El reformador, Juan Calvino (1509-1564) escribió unas palabras alentadoras:

“No nos pertenecemos, así que no establezcamos como meta buscar lo que más nos conviene… No nos pertenecemos, así es que olvidémonos de nosotros mismos y de todo lo que consideramos nuestra, tanto como nos sea posible. Por el contrario, le pertenecemos a Dios, por tanto, vivamos para Él y muramos por Él. Le pertenecemos a Dios: permitamos que entonces que Su sabiduría y Su voluntad gobiernen nuestras acciones.”

Nuestro Padre no está improvisando. Tiene pleno control de todo el universo. Cuando nos rendimos a Él, nos guía por el camino apropiado, para cumplir ese propósito maravilloso y realizador con el que nos creó.

El escritor y teólogo, Timothy Keller (1950-2023), anotó lo siguiente:

“El motivo básico por el que Dios envió a Su Hijo Jesús para salvarnos, es por gracia y para adoptarnos en Su familia. Así que ahora debido a esa gracia, por gratitud, queremos parecernos a nuestro Padre. Queremos parecernos a nuestra familia. Queremos vernos como nuestro Salvador… no debe haber ninguna parte de nuestra vida que no le hayamos entregado. Debemos entregarnos por completo, en cuerpo y alma. Significa que confiamos en Dios en la abundancia y en la escasez, en los tiempos buenos y en los tiempos malos, en la vida y en la muerte.”

Si hay un propósito con el que nos creó el Señor y nos alineamos con ese propósito, estaremos dando pasos sólidos hacia la realización plena. Eso no significa que no saldrán al paso dificultades. Por supuesto que sí, porque el enemigo querrá ponernos tropiezo. Pero por la gracia y el poder de Jesucristo, somos más que vencedores.

EN DIOS HAY SENTIDO Y PROPÓSITO

Sin Dios, nuestra vida es vacía. Eso explica a millares de personas buscando experiencias religiosas e, incluso, cayendo en terribles errores.

En Dios hay transformación y crecimiento. Responde a todos nuestros interrogantes y llena esos vacíos que nos asisten y que, quizá, nos llevan a la desesperanza. Así lo describe el salmista:

“Inclina, oh Señor, Tu oído y respóndeme, porque estoy afligido y necesitado. Guarda mi alma, pues soy piadoso; tú eres mi Dios; salva a Tu siervo que en Ti confía. Ten piedad de mí, oh Señor, porque a Ti clamo todo el día. Alegra el alma de Tu siervo, porque a Ti, oh Señor, elevo mi alma. Pues Tú, Señor, eres bueno y perdonador, abundante en misericordia para con todos los que te invocan. Escucha, oh Señor, mi oración, y atiende a la voz de mis súplicas. En el día de la angustia te invocaré, porque Tú me responderás. Enséñame, oh Señor, Tu camino; andaré en Tu verdad; unifica mi corazón para que tema Tu nombre.” (Salmo 86:1-7, 11 | NBLA)

El teólogo canadiense, Donald Arthur Carson, considera que tener una experiencia personal con Dios, nos permite conocer vislumbres de Su grandeza, que impacta nuestra vida:

“… estamos hablando del Dios de la Biblia, y el Dios de la Biblia se define a sí mismo. Él nos dice que es eterno y justo. Él es Dios de amor. Él es Dios trascendente; es decir, está por encima del espacio, del tiempo y de la historia. Sin embargo, Él es Dios inmanente, es decir, está tan cerca de nosotros que no podemos escapar de Él. Está en todo lugar. Es inmutable. Es confiable. Es personal.”

En su vida hay un vacío que solamente Dios puede llenar. Y Él quiere hacerlo, por gracia. No porque usted lo merezca.

ES HORA DE EMPEZAR UNA NUEVA VIDA

Desconocemos cómo es su vida hoy. Probablemente enfrenta dificultades o le asalta la sensación de que no vale la pena vivir. Quizá muchas veces ha pensado en quitarse la vida. El suicidio es una posibilidad que acaricia con frecuencia.

En medio de este laberinto sin salida en el que se han convertido sus días, hay esperanza. Está en Dios. Él desea ayudarle, ofrecerle una salida a la encrucijada. No es porque usted lo merezca, ya que sus pecados lo separan de Él. Es por gracia, porque Dios le ama.

Jesucristo murió por sus pecados en la cruz. Perdonó sus pecados y le asegura, no solamente una vida con sentido y propósito, sino también, la vida eterna. Ábrale hoy las puertas de su corazón. Es la mejor decisión que pueda tomar.

© Fernando Alexis Jiménez

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Un papel en el suelo lo llevó a ser salvo

Nuestra mayor equívoco es creer que somos salvos por las obras y el esfuerzo que se derivan de la religiosidad. Al hacerlo, desestimamos que es por la gracia de Dios.

Nuestra mayor equívoco es creer que somos salvos por las obras y el esfuerzo que se derivan de la religiosidad. Al hacerlo, desestimamos que es por la gracia de Dios.


Era colorido, pequeño, con letras grandes y dibujos. Iba de prisa, pero no pudo escapar de la curiosidad. Hacía calor en Cali y, si algo deseaba, era llegar al restaurante. Debía aprovechar cada minuto, antes de regresar a la oficina. Lo recogió y guardó en su bolsillo. Seguir leyendo «Un papel en el suelo lo llevó a ser salvo»

7 obstáculos para crecer en la vida cristiana

Cuando nos arrepentimos de los pecados y nos acogemos a la gracia de Dios, entramos en una nueva dimensión: Somos justificados gratuitamente y quedamos unidos al Señor Jesucristo.


La vida cristiana reviste singular importancia. Determina una transformación en nuestra forma de pensar y de actuar. Y, por supuesto, tiene consecuencias para la eternidad. ¿Cambiamos en nuestras fuerzas? En absoluto. Todo es producto de la Gracia de Dios que, en respuesta a nuestro arrepentimiento sincero, perdona los pecados y nos ofrece una nueva oportunidad. El pago del pecado ya lo realizó nuestro amado Salvador Jesucristo en la cruz.

El autor cristiano, Edwin Luis Cole, escribió:

“La justicia se origina en la cruz. El arrepentimiento es el punto fundamental entre la rebelión y la reconciliación, y guía a la justicia. Jesús no nos proveyó con fórmulas de auto ayuda, sino con la vieja cruz de madera. Allí donde Él murió y nos redimió, está la salvación.”

Producto de nuestros pecados, el destino inevitable era la condenación eterna. Por supuesto, cuando estamos inmersos en una vida de equívocos, no queremos admitirlo. Pero es real. Distantes de Dios, pasaremos la eternidad en oscuridad.

¿QUÉ MARCÓ LA DIFERENCIA?

Lo que marcó la diferencia, fue la muerte de Cristo Jesús. Su sacrificio en el Gólgota nos salvó.

Alrededor de esa obra maravillosa, la Palabra enseña:

“La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús, a quien Dios puso como sacrificio de expiación por medio de la fe en su sangre. Esto lo hizo Dios para manifestar su justicia, pues en su paciencia ha pasado por alto los pecados pasados, para manifestar su justicia en este tiempo, a fin de que él sea el justo y, al mismo tiempo, el que justifica al que tiene fe en Jesús.” (Romanos 3:22-26 | RVC)

Le animo a leer este pasaje detenidamente. Impactará su existencia y puede constituirse en una frontera entre el antes y el después en su existencia.

PERDONADOS POR GRACIA DE DIOS

¿Y qué si su cúmulo de pecados son enormes, desde que tiene conciencia? Son perdonados. El Padre le ve como alguien justo, cuando reconoce sus pecados y se apropia de Su gracia.

Al término de una charla, una joven universitaria se acercó para expresar su incredulidad: “¿Podría Dios perdonarme, con mi vida de pecado, con todo lo que he vivido?”. La respuesta fue: sí. Otro joven me refería: “Para financiar el consumo de drogas, robaba a mis padres. No me echaron de casa, porque me amaban. Pero llegó un momento en el que escondían todas las cosas de valor. ¿Me perdonaría Dios, con todo y lo malo que hice?” Igualmente le respondí que sí.

Pero hay un hecho fundamental: debemos creer. Es un asunto de fe, no de obras. Si fuera por obras, pronto estaríamos derrotados ya que, generalmente, no perseveramos en los buenos propósitos.


Cuando nos arrepentimos de los pecados y nos acogemos a la gracia de Dios, entramos en una nueva dimensión: Somos justificados gratuitamente y quedamos unidos al Señor Jesucristo.


NO ESCUCHE LAS VOCES DE CONDENACIÓN

El perdón de Dios por la gracia de Dios, es algo maravilloso. Y debemos reconocerlo: para muchas personas resulta incomprensible. Pero es real.

El apóstol Pablo escribió:

«Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.» (Romanos 8: 1, 2 | RVC)

Cuando nos arrepentimos de los pecados y nos acogemos a la gracia de Dios, entramos en una nueva dimensión: Somos justificados gratuitamente y quedamos unidos al Señor Jesucristo.

Sin embargo, quien no se queda quieto, es nuestro adversario espiritual, Satanás. Nos cuestionará una y otra vez. Procurará sembrarnos dudas. Pero no debemos escucharlo. Bajo ninguna circunstancia debemos permitir que nos robe el gozo de la salvación.

Permítame citar nuevamente a Edwin Luis Cole, cuando anota:

“Traiga sus pecados al Calvario y cámbielos por la justicia de Cristo. Traiga sus ideas, motivaciones y metas a la cruz y cámbielos por el único plan para el cual Dios lo creó y que sólo Él puede llevar a cabo.  Pero, por supuesto, morir a la carne no es fácil. La rendición no viene naturalmente. La humildad es dura frente a nuestro orgullo.”

El apóstol Pablo fue contundente al escribir:

“Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.” (Efesios 2: 8, 9 | RVC)

Muchas corrientes religiosas y aún el adversario espiritual querrán convencerlo de las obras como mecanismo para ser salvo. Y una vez falle, caerán sobre usted para condenarlo de nuevo. Es el juego equivocado en el que no podemos caer.

LOS OBSTÁCULOS PARA CRECER EN LA VIDA CRISTIAN

Una vez tenemos claro que la salvación es por gracia y no por obras, es necesario evaluar al menos siete factores que se constituyen en barreras para experimentar crecimiento en la vida cristiana:

  • Falta de disposición para reconocer que hemos pecado.
  • Incapacidad deliberada para asumir nuevos principios de vida, conforme a la voluntad de Dios.
  • Resistencia a la reprensión y la corrección.
  • Negación frente a la realidad de las consecuencias de una vida sujeta a la pecaminosidad.
  • Negación frente al valor de la gracia de Dios, que nos perdona y ofrece una nueva vida.
  • Sujetarnos nuevamente a los estándares del mundo, desestimando la nueva vida en Cristo Jesús.
  • No depender de Dios para vencer las tentaciones.

Le animamos a revisar cuidadosamente cada uno de estos obstáculos. Probablemente usted los enfrenta. ¿Qué hacer? Volvernos a Dios en procura de su guía, acompañamiento y fortaleza.

Si algo podemos asegurarle es que, apropiándonos de la gracia, viviendo en ella y dependiendo de nuestro Padre eterno, no solamente avanzaremos victoriosos en la vida cristiana, sino que experimentaremos crecimiento permanente. Hoy es el día para tomar la decisión. 

© Fernando Alexis Jiménez

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¿Cómo establecer el Instituto Bíblico Ministerial en su congregación?

Es muy sencillo y fácil. El primer paso es acceder a nuestra plataforma  Una vez lea todos los componentes jurídicos y estructurales del proceso formativo, encontrará 31 Guías para igual número de Cursos.

  1. Escoja el Curso e imprímalo.
  2. En su condición de tutor, lea primero el material. Es esencial que lo maneje apropiadamente, antes de poder impartir las enseñanzas.
  3. Enriquezca el contenido incluyendo ilustraciones que faciliten las enseñanzas.
  4. Cada estudiante que tome los Cursos, bajo su cargo, deberá tener una copia de la Cartilla o Guía de Estudio.
  5. Para hacer un adecuado seguimiento al nivel de aprendizaje de los estudiantes, realice por lo menos dos evaluaciones y, al final un ensayo escrito de dos páginas (sugerido)
  6. En nombre de su denominación, entregue una Certificación. Eso estimulará a los estudiantes.

Recuerde que además de predicar desde un púlpito o impartir enseñanzas en un grupo bíblico, su responsabilidad también se orienta a la formación de líderes que, en un futuro, sirvan como pastores, obreros o líderes. Es una forma eficaz de extender el Reino de Dios.

Como usted no esta pagando por los Cursos, nuestra recomendación es que tampoco cobre a los estudiantes. De gracia recibimos, de gracia damos.

Recuerde visitarnos ahora y emprender los procesos formativos en su comunidad >> Conozca más aquí   

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos>> fernandoalexis.jimenez@gmail.com

Descargue la Guía del Curso Familias afirmadas en Cristo

Descargue de forma gratuita la Guía del Curso Familias afirmadas en Cristo.

Concluimos el Curso Familias afirmadas en Cristo, impartido desde la Academia Bíblica de Fe y Gracia. Y para que usted pueda repasar las enseñanzas y, aún, impartir las enseñanzas en la comunidad de creyentes donde lidera o ministra, ponemos a su disposición la Guía de Estudio.

Los materiales fueron preparados por el licenciado y autor cristiano, Fernando Alexis Jiménez, quien se encuentra al frente del Instituto Bíblico Ministerial y de la Academia de la Gracia.

En las diferentes Lecciones se abordan temas de tanto interés como los fundamentos para la unidad en el matrimonio, la necesidad de volver a los orígenes bíblicos  de la institución familiar, el modelo del Padre celestial para un hogar, pautas prácticas pero eficaces para resolver conflictos de pareja y con los hijos, el manejo de las finanzas en casa, la importancia de cambiar con el cónyuge y con los hijos, la importancia del perdón en las relaciones y de qué podemos frenar cualquier amenaza de inmoralidad que destruye nuestras vidas y a la familia.

Estamos seguros que este Curso y la guía que podrá descargar, traerá pautas de enriquecimiento a nivel personal, espiritual y, por supuesto familiar. Y algo más: tras leerlo, querrá compartirlo con otras personas. Siéntase en libertad de hacerlo.

Fernando Alexis Jiménez es pastor oficial ordenado y, actualmente, se encuentra al frente del ministerio Misión Edificando Familias Sólidas. Es realizador de radio y del programa Vida Familiar que se transmite en varias estaciones y está actualmente en más de veinte plataformas de Podcast. Su formación secular es la de periodista profesional y, a nivel eclesial, cursó la Licenciatura en Teología y una especialización en Consejería Familiar.

Para obtener su copia gratuita, haga Clic a continuación>>

GUÍA DE ESTUDIO CURSO FAMILIAS AFIRMADAS EN CRISTO

La importancia del perdón en la vida familiar

Uno de los temas más complejos al interior de la familia, sobre todo cuando ha habido dificultades, es el perdón al cónyuge, los hijos y desde los hijos hacia los padres. Hay heridas emocionales que deben ser sanadas en nuestro mundo interior.

Conclusión del Curso Familias afirmadas en Cristo


Uno de los temas más complejos al interior de la familia, sobre todo cuando ha habido dificultades, es el perdón al cónyuge, los hijos y desde los hijos hacia los padres. Hay heridas emocionales que deben ser sanadas en nuestro mundo interior.

“Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal”.  Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.” (Mateo 5: 21-24 | NVI)

Es fundamental que resolvamos los conflictos, incluyéndola necesidad de perdonar. No podemos actuar como el común de las personas por que, si algo nos distingue, es que somos discípulos de Señor Jesús.

Tenga en cuenta:

  • Huir de los problemas no cambia las cosas, las agrava.
  • Pelear por el mismo problema no cambia las cosas, las agrava.
  • Acusar a otra persona por los problemas que enfrentamos, no lleva a ninguna parte.
  • No reconocer nuestros errores afecta las relaciones.
  • Darse por vencido es destructivo.
  • Vengarse aviva las heridas.
  • El mejor camino para una sana convivencia, es aprender a comunicarnos con ayuda de Dios.

Perdonar es un paso fundamental para afianzar la relación familiar. Por ese motivo no quisimos terminar este espacio, sin antes aludir a entregar en manos del Señor todo aquello que nos mortifica. Él sana el dolor que, quizá, hemos arrastrado a cuestas durante años.

Un cónclave de psicólogos reunidos en México llegó a la siguiente conclusión que consignaron en una declaración:

“Perdonar a los otros -padres, hijos, hermanos, pareja, amigos, o cualquier persona relacionada con nosotros-, resulta fundamental para nuestra paz interior y nos ofrece la oportunidad de sanar, tanto internamente como en nuestras relaciones. En el proceso del perdón hacia los demás –concluyó, es importante aceptar a las personas como son. Abandonar las expectativas que hemos puesto en quienes nos rodean. Considerar que las personas perciben diferente de acuerdo con sus valores, creencias, normas y/o experiencias. Y comprender que nadie siente, piensa o actúa de igual manera que el otro.”

El perdón es fundamental, el eje central para tener paz interior y poder desarrollar relaciones enriquecedoras con otras personas.

El Señor nos muestra, en oración, qué cosas debemos perdonar. Si vivimos esta experiencia, que es maravillosa, por cada aspecto que Él nos muestre, debemos pedir perdón y perdonar.

Jamás olvide que el Padre creó la institución familiar y es Él quien nos ayuda a fortalecer las relaciones.

Fernando Alexis Jiménez

Director – Academia Bíblica Fe y Gracia

Cuídese de la inmoralidad en la vida familiar

Debemos cuidarnos del adulterio. Vencemos la tentación de la mano del Señor Jesucristo.

Fernando Alexis Jiménez | Academia Bíblica Fe y Gracia


El matrimonio y en general la familia constituye un entorno en el que no podemos abrir espacios a la inmoralidad. La intimidad en la relación con el cónyuge es parte de lo que se espera de nosotros, como seres humanos con integridad al interior de un hogar.

En la Palabra leemos una valiosa recomendación del apóstol Pablo:

“Paso ahora a los asuntos que me plantearon por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales». Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo.  La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.” (1 Corintios 7: 1-5 | NVI)

También cabe aquí mencionar otra enseñanza que compartió con los creyentes de Éfeso, en el primer siglo:

“Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo.” (Efesios 5: 21 | NVI)  

Una primera conclusión se orienta a tener claro que la vida sexual en la pareja tiene un alto componente espiritual. No tiene sentido tratar de desligar el asunto de nuestra fe en Dios.

NO ABRIR PUERTAS

No podemos dar lugar a la pornografía, ni tampoco a las fantasías lujuriosas, aunque la psicología moderna la considera algo natural. El apóstol Pablo es claro al advertir:

“Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.”(Hebreos 13: 4 | NVI)

La relación de pareja debe ser consensuada, sin abrir puertas a aquello que despierta vergüenza porque, sabemos, encierra algo pecaminoso.

Tampoco se puede violentar la voluntad del esposo o de la esposa. Si a uno de los dos le parece que un acto que pudieran realizar no es apropiado, el asunto debe someterse a revisión, en el marco del diálogo.

Neil T. Ánderson, autor y conferencista de renombre, escribe:

“La opresión sexual destruye muchos matrimonios, y el origen del problema por lo general puede deberse a la pornografía, la promiscuidad, el incesto y la violación antes del matrimonio. Casarse no resolverá el asunto. En muchos casos el problema se acentúa.”

Es necesario cuidar a la familia, comenzando por la relación con el cónyuge. Una forma de hacerlo es caminando de la mano del Señor y atesorando en nuestro corazón los principios y valores que aprendemos en la Biblia.

UNA VÍA DE ESCAPE

Es en Dios en quien encontramos una vía de escape cuando la vida conyugal atraviesa por crisis, particularmente en el ámbito sexual. También cuando vienen tentaciones que ponen en riesgo la relación.

¿Por qué motivo? Porque quizá estamos frente a la inmoralidad que destruye, inmoralidad que quizá se está abriendo puerta en el hogar. La primera manifestación son las batallas mentales, batallas que podemos vencer si permitimos que Cristo gobierne nuestros pensamientos.

CAMINO A LA LIBERTAD DE LA INMORALIDAD

¿Qué deberíamos hacer cuando tomamos conciencia de que hemos abierto alguna puerta a la inmoralidad en nuestra vida personal y familiar? El primero y más importante paso es asumir un arrepentimiento sincero delante de Dios. El segundo, permitirle que tome el control absoluto de nuestro ser y de la familia.

Permítanos compartir el texto que escribió el rey David reconoció su cúmulo de errores, derivados de la inmoralidad sexual:

“Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones.  Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.   Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado.  Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.  Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.” (Salmo 52:1-5 | NVI)

Tome nota de los aspectos que deja planteados el rey David en ese capítulo 51 de los Salmos:

  • Atesorar un pecado oculto resulta destructivo en todas las áreas de nuestra vida.
  • Es necesario confesar nuestros pecados delante de Dios.
  • El perdón de Dios trae paz a nuestras vidas.
  • Cuando Dios nos perdona, nos ve justos.
  • Nuestro corazón es transparente delante de Dios.
  • Dios nos permite vencer las tentaciones cuando dependemos de Él.

El autor y conferencista, Neil T. Ánderson, escribe:

“El pecado secreto en la tierra es el escándalo abierto en el cielo. Dios no permitirá que sus hijos vivan en oscuridad por mucho tiempo, porque Él sabe que la oscuridad los comerá vivos.”

Probablemente reconoce que la inmoralidad ha tomado fuerza en su vida. Quizá desde hace mucho tiempo. Hay cosas que no tiene claras en torno a cuándo comenzó a caminar por ese sendero. Pídale a Dios en oración que le revele hechos que marcaron su existencia y, conforme Él se los muestre, vaya pidiendo perdón por cada uno de ellos. Es un paso para ser libres.

MANTENERNOS ALERTA

Quizá se pregunte por qué deberíamos cuidarnos de la inmoralidad sexual que destruye nuestra vida, el matrimonio y afecta a toda la familia. Alrededor la Palabra de Dios es clara:

“Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.  Con su poder Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros. ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás! 16 ¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo». Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.  Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.” (1 Corintios 6: 13-20 | NVI)

Nuestro cuerpo redimido por la obra del Señor Jesús le pertenece a Dios.

“ Y, si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.” (Romanos 8: 11 | NVI)

Si somos conscientes que somos templo del Espíritu Santo, es necesario reflexionar que ofendemos a Dios cuando incurrimos en la inmoralidad sexual.

PODEMOS VENCER LA TENTACIÓN

Gracias a la obra del Señor Jesucristo en la cruz, morimos al pecado y emprendemos una nueva vida, un proceso maravilloso que nos permite tener victoria sobre el pecado:

“De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.  Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.” (Romanos 6: 11-13 | NVI)

Como lo anota el apóstol Pablo, fuimos llamados a experimentar libertad:

“Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.” (Gálatas 5: 13 | NVI)

El Señor Jesucristo nos guía a la libertad cuando reconocemos el pecado, en este caso específico, la inmoralidad. Rendidos a Él, rompe todas nuestras ataduras (2 Timoteo 2: 25, 26; 1 Tesalonicenses 4: 3-5).  

CIERE LAS PUERTAS AL ADULTERIO

El adulterio se materializa de diversas formas. No solamente con la unión de una pareja, sino también, con malos deseos y la apreciación de la pornografía. Es una realidad a la que no podemos ser ajenos. Chatear con alguien que no es su cónyuge, a través del teléfono, es adulterio, por ejemplo.

Quizá se pregunta: ¿Por qué motivo tantas personas incurren en el adulterio? La respuesta es sencilla: por la naturaleza del ser humano, que se desprende de la mano de Dios y cede a las tentaciones (Efesios 2:3).

Neil T. Anderson, el autor cristiano, lo explica en los siguientes términos:

“Los seres humanos somos extrañas criaturas. Desde el momento de la concepción, tal mezcla de lo bueno y lo malo, se revuelve en nuestro interior. Desde nuestro interior vienen los deseos que provienen de Dios, pero también los de maldad. Lo malo viene cuando los adultos disfrazan sus malos deseos con moderna sofisticación y dan rienda suelta a un sinnúmero de expresiones de egoísmo.”

Cuando nos acogemos a la gracia de Dios, aprendemos a vivir de manera santa y controlada, a pesar de lo difíciles que son nuestros tiempos:

“En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” (Tito 2:11-13 | NVI)

El adulterio es una de las diversas manifestaciones de la inmoralidad y, si hay algo por lo que debemos orar siempre, es por la santidad de nuestro hogar, para que el Señor nos fortalezca y no caer en esas redes dañinas.


Lección 10 | Curso Familias afirmadas en Cristo


EJERCICIO PARA AFIANZAR LOS CONOCIMIENTOS

Una de las estrategias más eficaces de retroalimentación de las enseñanzas, es revisar y desarrollar ejercicios como el que le proponemos a continuación. Permitirá que afiance sus conocimientos bíblicos y prácticos.

¿Cuál considera que es el mayor problema moral de los matrimonios hoy?

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¿A qué conclusiones llega al leer 1 Corintios 7: 1-5 y cómo aplican a su vida personal y familiar?

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¿Qué aplicación tiene a la vida conyugal y matrimonial lo que enseña el apóstol Pablo en Efesios 5: 21?

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¿Cuál es la recomendación del apóstol Pablo en Hebreos 13: 4 y de qué manera aplica a su vida familiar?

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¿Qué deberíamos hacer cuando tomamos conciencia de que hemos abierto alguna puerta a la inmoralidad en nuestra vida personal y familiar?

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¿Qué ocurrió con el rey David como leemos en capítulo 51 de los Salmos, cuando confesó su pecado de inmoralidad delante de Dios?

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 ¿Qué dice el apóstol Pablo en torno a la inmoralidad de acuerdo con lo que leemos en 1 Corintios 6: 13-20?

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