5 pilares de la libertad que trae la gracia

Lo que no podemos hacer, bajo ninguna circunstancia, es abusar de la libertad que Dios nos concede mediante la gracia.

En el error que no podemos incurrir es abusar de la gracia de Dios, porque estaríamos desestimando una manifestación del amor y la misericordia del Padre, que nos libertó del pecado para asegurarnos la vida eterna.

Una realidad que no se puede ni ocultar ni negar es que algunas personas abusan de la libertad que proviene de la gracia de Dios. Si para evitar que ocurra, se establecen restricciones, de inmediato se raya en la frontera del legalismo. En otras palabras, se mata la gracia.

¿Qué hacer entonces? Acogernos al autocontrol. Permitir que nos gobierne el Espíritu Santo, que es la misma presencia de Cristo en cada vida.

La mayoría de los creyentes necesitan ser liberados, no reprimidos. Nuestra tarea es proclamar la gracia, Dios se encarga del control en su amor y misericordia. Por supuesto, Él realiza la tarea mucho mejor que nosotros. Jamás olvide que las Escrituras nos animan a perseverar en esa libertad no a aplicarle restricciones.

NO DESESTIME LA LIBERTAD DE LA GRACIA

Uno de los grandes fundamentos de la gracia es la libertad para el creyente. Sobre esa base, le animamos a considerar los siguientes principios, a partir de las Escrituras que los acompañan:

1.- El Señor Jesucristo hizo posible nuestra libertad.

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” (Gálatas 5: 1 | RV60)

2.- El Señor Jesucristo nos hizo justos delante del Padre.

Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.” (Romanos 6: 7| RV60)

3.- La gracia nos libra de la ley del pecado.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8: 2| RV60)

4.- La verdad que se deriva de la gracia nos hace libres.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8: 31, 32 | RV60)

5.- El Señor Jesucristo nos aseguró la verdadera libertad.

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8: 36 | RV60)

Lamentablemente muchísimas personas desconocen estos y otros temas de las Escrituras relacionados con la gracia y la libertad. Y si las conocen, no alcanzan a dimensionar su grandeza. Y quienes las entienden bien, es probable que saquen los versos bíblicos de su contexto para incurrir en el libertinaje.

CINCO PILARES DE LA LIBERTAD

Un camino seguro para mantenernos en la ruta de la libertad que proviene de la gracia, es fundamentar nuestra vida en lo que enseñan las Escrituras.

En ese orden de ideas, hay cuatro pilares sobre los que se soporta la libertad.

1.- Libertad del pecado.

2.- Libertad de la vergüenza.

3.- Libertad del pasado.

4.- Libertad de nuestro estilo de vida.

5.- Libertad de la inseguridad de la salvación.

Cuando esos cimientos están claros en nuestro corazón, no permitiremos que ninguna persona, ni tampoco Satanás, nos roben las bendiciones de la gracia.

DECISIONES QUE MARCAN LA DIFERENCIA

Nuestro estilo de vida está determinado por aquello que nos guía. Puede ser la libertad de la gracia o la sujeción al pecado.

“¿No saben ustedes que cuando se presentan como esclavos a alguien para obedecerle, son esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” (Romanos 6: 16 | NBLA)

El pecado nos lleva a la muerte, mientras que la obediencia, a la vida. Esa obediencia está ligada a comprender que por la gracia de Dios ahora somos justos delante del Padre y caminamos en Su voluntad.

Antes de conocer a Cristo estábamos sometidos al pecado. Cuando comprendemos la obra liberadora de la cruz, le entregamos al Señor el pleno control de nuestra existencia.

Lo maravilloso es que, al movernos en la gracia de Dios, somos libres del poder del pecado que antes nos mantenía atados.

El apóstol Pablo lo explica en los siguientes términos:

Pero gracias a Dios, que aunque ustedes eran esclavos del pecado, se hicieron[a] obedientes de corazón a aquella forma de doctrina a la que fueron entregados,  y habiendo sido libertados del pecado, ustedes se han hecho siervos de la justicia.” (Romanos 6: 17, 18 | NBLA)

Si elegimos caminar en la justicia, disfrutaremos de un estilo de vida caracterizado por las bendiciones de Dios.

Ahora, aquí es necesario aclarar que la gracia nunca significará que estemos libres para vivir como queremos, sin tomar en cuenta las consecuencias. Significa que somos libres para elegir la santidad o la desobediencia.

LIBRES PARA EXPERIMENTAR CRECIMIENTO

Cuando la gracia de Dios opera en nosotros, se materializa la instrucción impartida por el apóstol Pablo:

“Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz.” (Colosenses 1: 10-12| NBLA)

Antes, agradar a Dios no era posible en nuestras fuerzas y, de hecho, nunca lo será. Al conocer el poder de la cruz y depositar nuestra fe en la obra redentora, cruzamos esa frontera. Ahora que la sangre de Cristo ha limpiado nuestros pecados, estamos gloriosamente libres para agradar a Dios.

Lo que no debemos hacer es ampararnos tras la gracia de Dios para cubrir la desobediencia deliberada. Ese sería un abuso de un regalo inmerecido del amado Padre celestial.

No basta con incorporar la gracia a nuestro vocabulario, sino que la cultivemos en nuestra vida y la compartamos con los demás. Es un proceso maravilloso en el que experimentamos crecimiento peramente con ayuda del Señor.

“Porque cuando ustedes eran esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia.  ¿Qué fruto tenían entonces en aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan? Porque el fin de esas cosas es muerte. Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tienen por su fruto la santificación, y como resultado la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:20-23 | NBLA)

Tenga presente lo siguiente:

  • Por la gracia de Dios estamos libres de la opresión del pecado.
  • Por la gracia de Dios somos siervos de Dios.
  • Por la gracia de Dios somos bendecidos.

Las bendiciones no son solo materiales como precisan algunos. Trascienden mucho más que lo material. Está más ligado a la libertad, el crecimiento y la madurez espiritual, y lo más importante: la vida eterna.

DOS DIMENSIONES DE LA GRACIA

Si la gracia nos da la capacidad de elegir, nos inclinaremos por la santidad. Ahora, la gracia tiene dos dimensiones que se manifiestan claramente en nuestra vida:

  • La dimensión vertical, que es la relación con Dios.
  • La dimensión horizontal, que es la relación con las personas que interactuamos diariamente.

La conjugación de las dimensiones nos libera de las exigencias de la ley y del peso de tener que agradar a las personas alrededor. Es la puerta para disfrutar de la libertad plena. De hecho, nos quita la vergüenza e incapacidad de vencer el pecado que nos hemos auto impuesto.

Tome la decisión apropiada. Recuerde que tenemos frente a nosotros la libertad o el legalismo y el camino que escojamos, determina cómo viviremos.


Fernando Alexis Jiménez | Ministerios Vida Familiar | #BlogCristianosReformados


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